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La Alfombra Roja, 2002-2003 

 

Alfombra color rojo

Medidas variables

Intervenciones - acciones urbanas

Escalinata Antequera , Asunción, 2002

Mercado 4 y calle Palma, Asunción , 2002

Barrio Tacumbú, Asunción, 2002

Costanera, Asunción, 2003

Bienal de la Habana, Habana, 2003

Restablecer los diálogos perdidos

 

"El arte debe tener una presencia extramuros a fin de disipar el odio de la exclusividad. El arte forma parte de la vida y la vida está expuesta a cambios y nuevas orientaciones que deben ser visibles y efectivas en todo lugar".

Una sociedad que no reflexiona está perdida. Y en nuestro medio, en nuestro país, en nuestra ciudad, en nuestro entorno, cada vez es más acuciante la necesidad de reflexionar sobre nuestra realidad presente para tratar de percibir el rumbo de nuestro futuro.

En Asunción, en muchas de las ciudades y centros poblados del país, estamos asistiendo a una sistemática destrucción de nuestro patrimonio ciudadano, o sea, del patrimonio cultural que hace a la identidad de nuestro entorno, produciendo la pérdida o degradación de los hitos o monumentos que formulan espacialmente el paisaje que nos rodea.

Muchos de los lugares por los que cotidianamente transitamos están en permanente, aunque mudo diálogo con nosotros. Son nuestros interlocutores. Nuestros y de nuestro entorno inmediato, configurando la esencia misma de nuestra ciudad. Su alma.

Cuerpo y personalidad

Ese diálogo, forjado a lo largo de muchos años, toma cuerpo en cada habitante haciéndose parte integrante de su personalidad, de su memoria, de su colectividad, arraigándolo en y con su entorno. Cualquier modificación de este diálogo, o la desaparición del mismo, afecta sensiblemente el contexto, es decir, a uno de los interlocutores.

No estamos abogando por un estatismo ni por una paralización del tiempo en el espacio. No. Además, la ciudad es un ente vivo, y como tal sigue los designios de todo ser vivo. Y cualquier paisaje también. Los cambios, las modificaciones surgen de su propia vitalidad. Para bien o para mal.

Lo preocupante, muchas veces, es cómo se producen los cambios, de tal manera a no desvirtuar la misma naturaleza de lo cambiado, degradándose, desnaturalizándose. Y es cuando esto ocurre, cuando se degrada o se desnaturaliza un espacio o un elemento del paisaje, que se rompe el diálogo entre los interlocutores, desapareciendo los valores que hacen a una conformación urbana o a una relación humano-entorno.
 

Paisaje

En Asunción existen numerosos sitios gravemente afectados por esa degradación, por esa desnaturalización, por esa interrupción del diálogo ciudadano-paisaje. También ocurre, aunque en menor medida, en las ciudades del interior, exceptuando los circuitos automotorizados, o sea, los lugares aledaños a la franja asfáltica, donde se han demolido y "modernizado" verdaderas joyas arquitectónicas de diversos estilos y épocas.

Víctima de la vitalidad mencionada más arriba es, por citar un ejemplo, el microcentro capitalino, que quedó radiado, marginado, con relación al centro geográfico de la ciudad, situación que es fruto de numerosos factores, algunos ocasionados por el mismo ente administrador ciudadano.

Otros, como uno de los más emblemáticos hitos del pasado, el cerro Tacumbú, fue víctima de la autofagotización por parte de la ciudad para "completarse" a sí misma, por medio del pavimentado de sus calles y avenidas, quedando el cerro, o lo que resta de él, como un doloroso muñón que recuerda permanentemente su propia mutilación.

Vitalidad

Y también hay sitios cuya propia vitalidad no permite la observación de los contornos de ese diálogo ciudadano-entorno, como lo es el principal centro de compras asunceño: el Mercado Municipal N° 4.

La búsqueda de restablecer los diálogos perdidos, llevó a dos artistas plásticos compatriotas a "vestir el espacio urbano", como una manera de reflexión acerca de lo que pasó y de lo que no debería haber pasado, por medio de una obra que, según la arquitecta y urbanista Mabel Causarano "da a los asuncenos la oportunidad de vivir los espacios públicos como arquitectura urbana, de reencontrar en ellos, además de la función, la forma y los valores estéticos. Es un estímulo para sentirnos ciudadanos y no solo usuarios, consumidores o clientes de lugares que han ido perdiendo calidad y significación".Efectivamente, hace unos meses, Adriana González Brun y Christian Ceuppens, iniciaron, tímidamente, un movimiento que, a lo largo de los meses, fue creciendo y, literalmente, cubriendo varios amplios sectores de la ciudad. Se trata de La alfombra roja, una iniciativa artística de intervención de espacios públicos con el propósito de llamar a la reflexión sobre lo que se ha hecho, lo que no debería de haberse hecho y lo que habría de hacerse en y por la ciudad.

Alfombra

La alfombra roja es también una manera de "democratizar" el arte, de sacarlo de sus recintos habituales y ponerlo en contacto con el público, especialmente con ese público no habituado a ir hasta los lugares donde son expuestas las obras de los artistas. En fin, una búsqueda de contacto arte-artistas-público.

En el último trimestre del 2002, se realizaron tres intervenciones urbanas, las que seguirán en los próximos meses. Las tres primeras se hicieron en la escalinata de la calle Antequera, la calle Palma, el Mercado 4 y, últimamente, en la ex cantera de Tacumbú.

El propósito de los creadores de esta inusual experiencia artístico-urbana, por medio de la extensa franja roja, vestir el espacio urbano, de tal manera a descubrir cómo y de qué manera cambió la idea de "hacer", de "construir" la ciudad. Esta, al decir de Causarano, "dejó de ser el lugar en donde la producción y el consumo de bienes racionalmente organizados generan su propia forma social y estética...". "Hoy -dice- se nos presenta como un concentrado del gran teatro del mundo, un escenario en el cual cada persona puede recitar su parte".

 

Adriana y Christian, con un equipo interdisciplinario integrado por Selva Fox, Pato Masera, Sonia Amarilla, Juancho Alvarez, Javier Molas, Diego Caballero, Matías Martínez y Aldo Turnes, además de Natalia Antola, Raquel Soto, Jaehyum Jung, Raquel Soto, Rossana Melgarejo, Víctor Romero, Ivana Antúnez, Joanir Neves, Heejin Baek, Félix Cardozo, Luján Gaona, Hilda Ramos, Alicia Vega, Soledad Arrúa, Amalia Ruiz Díaz, Ricardo Franco, Eugenio Vera, Rossana Ayala, Paola Parceriza, Christian Ronnebeck y Julio Velilla, se dispusieron a recitar su parte envolviendo, cubriendo, tapando, vistiendo o descubriendo por medio de su propia envoltura, y por medio de "un juego, de un desafío y de una provocación" nuevos gestos, nuevas sensaciones, buscando aquel contacto arte-artista-público, por medio del cual llegar a la reflexión sobre el habitante de la ciudad y su entorno.

Modificar

La alfombra roja es, para sus realizadores y promotores, una manera de ir llamando la atención hacia diversos puntos de la ciudad, por medio de la modificación del paisaje, con el propósito de "crear una dinámica en torno a la historia de la ciudad y a sus vivencias en interacción". Esa situación se vivió plenamente en una de las últimas intervenciones, la de Tacumbú. Las próximas experiencias serán otras tantas oportunidades para mirar a la ciudad con ojos diferentes.

Luis Verón, Asunción 2003

Diario ABC, Asunción, Paraguay

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